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Revolución

REVOLUCIÓN



Los promotores del movimiento eran José Joaquín de Olmedo, Vicente Ramón Roca, y Diego Noboa y Arteta. También desde el Perú, el expresidente Vicente Rocafuerte arremetía en sus escritos en contra de Flores, lo cual generó conciencia en el pueblo. La parte armada del movimiento estuvo a cargo del general Antonio Elizalde. Y también se recibía ayuda económica por parte de la cúpula de comerciantes y banqueros guayaquileños.


Bandera nacional de Ecuador adoptada tras la Revolución marcista en 1845. Esta bandera sustituyó al tricolor colombiano que se había adoptado en 1830.Nota 2​
La revolución estalló finalmente en Guayaquil el 6 de marzo de 1845. Para el amanecer de aquel día, el teniente coronel Fernando Ayarza y el general Antonio Elizalde se dirigieron al cuartel de artillería de la ciudad con la intención de tomarlo, y estaban acompañados por otros militares con los mismos ideales y varios civiles partidarios del derrocamiento del floreanismo. El oficial de guardia del cuartel ya se había comprometido anticipadamente con los revolucionarios, por lo cual dicho cuartel fue tomado fácilmente en manos de los marcistas, aunque se mostró cierta resistencia y represión por los pocos soldados floreanistas. La bulla de la rebelión atrajo a muchos jóvenes notables y la gente del pueblo, quienes, conociendo de lo que se trataba, fueron a pedir las armas para unirse a la causa. En breve el fuego revolucionario tomó proporciones considerables, y se trabó, por lo tanto, una lucha encarnizada entre los marcistas y los partidarios del gobierno, lucha que duró cerca de una hora y que concluyó con la más completa victoria de los insurrectos marcistas.

Consumada la revolución, se firmó un acta por medio de la cual se declaraba, entre otras cosas, que se desconocía la autoridad del presidente Juan José Flores y se consideraban como de ningún valor todos los actos, leyes y decretos del Gobierno de Quito (el de Flores), posteriores al día en que debió cesar su mando, por haber concluido su segundo período presidencial. El Gobernador de Guayaquil renunció ante la junta y al mismo tiempo se formó un gobierno provisional dirigidos por Vicente Ramón Roca, que representaba a Guayaquil; José Joaquín de Olmedo, que representaba a Quito; y Diego Noboa, que representaba al Azuay.Nota 3​

Los "Tratados de la Virginia" se firmaron el 17 y el 18 de junio. El primer convenio manifestaba que ninguna persona podía ser molestada por sus opiniones pasadas, ni por los servicios que hubieran prestado a los beligerantes; y además se le indemnizaría a particulares las exacciones hechas por los beligerantes. El segundo convenio expresaba que se le seguiría conservando el grado de "General en Jefe" a Flores, además de sus honores y rentas; y se le otorgaría la cantidad de 20.000 pesos para que pueda subsistir en Europa en un período de dos años. La firma de estos convenios marcó el fin de la revolución, del floreanismo, y el comienzo de una nueva etapa política para el Ecuador.

El Gobierno Provisorio convocó una Asamblea Constituyente que debía redactar una cuarta Constitución y elegir a un nuevo mandatario. Luego de 76 escrutinios válidos, la Asamblea eligió a Roca como presidente por 27 votos contra 13 a favor de Olmedo. En el período marcista, a la presidencia de Roca le siguieron: el gobierno interino de Manuel de Ascázubi y del guayaquileño Diego Noboa. Noboa gobernó menos de un año, debido a que fue apresado y expulsado del país, provocado por la intromisión de floreanistas y la entrada permitida a sacerdotes jesuitas. El poder fue tomado a partir de 1852 por José María Urbina quién dicta, entre otras cosas, la manumisión de los esclavos.

En la noche del 7 de julio de 1852, pese a haber sido desterrado y de haberse pactado varios beneficios en su favor, el general Juan José Flores pretendió tomar la ciudad Guayaquil a manera de corsario remontando la corriente del río Guayas, comandando una pequeña escuadra, desde la que empezó a disparar sus cañones. La defensa improvisada de la ciudad estuvo bajo la dirección de los generales José de Villamil y Juan Illingworth, logrando rechazar -con ayuda de voluntarios del pueblo- los intentos de invasión floreana.

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